jueves, 26 de mayo de 2011

Elementos base de la psicomotricidad

ELEMENTOS BASE DE LA PSICOMOTRICIDAD





La percepción


En primer lugar tiene que ver con una característica innata y adquirida a la vez, pero también con la percepción sensoriomotriz, que está ligada al movimiento. Aquí no referiremos a la última, ya que desempeña un papel importante en la elaboración del esquema corporal, del espacio y del tiempo.


La percepción sensoriomotriz es el conjunto de estimulaciones visuales, auditivas y táctiles. Ya sabemos que toda acción se apoya en la percepción y que todo conocimiento proviene de diferentes percepciones. La percepción tiene importancia en la práctica escolar cuando el niño aprende a discriminar las formas, los sonidos, los colores, etc.


Esquema corporal


Es la intuición de conjunto o el conocimiento inmediato que poseemos de nuestro cuerpo en situación estática o en movimiento, así como de las relaciones entre sus diferentes partes y, sobre todo, de sus relaciones con el espacio y con los objetos que nos rodean.


El conocimiento de sí mismo es el fruto de todas las experiencias activas o pasivas que tiene el niño. El desarrollo del esquema corporal empieza desde el nacimiento con los reflejos innatos del niño y las manipulaciones corporales que recibe de su madre.


La imagen del cuerpo es fundamental para la elaboración de la personalidad y determinante en el proceso de aprendizaje.


El esquema corporal comienza a emerger en la primera edad a través del conocimiento del cuerpo en su conjunto. Aproximadamente hacia los tres años, el niño distingue su cabeza, su cuerpo (el cuerpo significa para él el tronco y la parte abdominal) y sus piernas. La diferenciación de los brazos llegará un poco más tarde.


Lateralización


Es el resultado de una predominancia motriz del cerebro y consiste en la aprehensión de la idea de derecha-izquierda (tanto a nivel de los ojos como del cerebro), conocimiento éste que debe ser automatizado lo más tempranamente que sea posible; y depende de dos factores: del desarrollo neurológico del individuo y de las influencias culturales que recibe.


Podemos distinguir dos tipos de lateralidad:


a) La lateralidad de utilización, la cual se traduce por una prevalencia manual de las actividades corrientes o sociales.


b) La lateralidad espontánea, que está en función de la dominancia cerebral hemisférica y se manifiesta por una lateralidad tónica; es decir, en el lado dominante hay una tensión mayor.


En casi todos los sujetos la lateralización neurológica corresponde a la de la utilización.


La lateralización progresa por fases estables e inestables. Durante el primer año de vida, hay momentos de aprehensión y manipulación unilateral y bilateral. Se ha observado que hacia los 4 años se establece, de manera casi definitiva, la dominancia lateral, pero también se ha visto que se interrumpe por un periodo de indecisión alrededor de los 7 años.





La elaboración del espacio





Este se hace paralelamente a la elaboración del esquema corporal y ambos dependen de la evolución de los movimientos. Más que cualquier otra noción, la toma de conciencia del espacio surge de las capacidades motrices del niño que se inician desde su nacimiento. El espacio se vive conforme a las aferencias táctiles, auditivas y visuales.


El primero es el espacio bucal, centrado en su propio cuerpo, que se va abriendo circularmente con la manipulación de objetos, y se extiende considerablemente con la aparición de la marcha. A partir de esta nueva experiencia motriz, los espacios aislados se juntan y aparece un cierto sentido de la dimensión.


Hacia los 3 años, existe el espacio topológico, que no tiene formas ni dimensiones y se caracteriza por sus relaciones concretas de cercanía, orden y separación.


Posteriormente el espacio vivido se reelabora en el nivel de la representación: así el espacio topológico se convierte en esácio proyectivo.


El lenguaje permite la elaboración de las primeras nociones espaciales: derecha, izquierda, delante, atrás, etc.


Al final de la etapa, la orientación de su propio cuerpo se ha cumplido. El niño tiene acceso a un espacio construido alrededor de su cuerpo como eje de orientación. Ya puede establecer las relaciones dentro de formas, posiciones y distancias. Así domina las 3 direcciones esenciales del espacio tridimensional.


El último es el espacio euclidiano, donde los ejes y las relaciones espaciales serán respetadas.





La elaboración del tiempo





Sigue un proceso semejante al de la construcción del espacio. Empieza en la etapa sensoriomotriz y depende de factores ya conocidos; maduración, dialogo tónico, movimiento y acción.


En un principio existe un tiempo vivido ligado al sueño y a la vigilia, al hambre y a la comida, por lo que existen tantos tiempos como acciones.





Estos hechos, que se perciben por medio de los cambios, forman los elementos básicos para la elaboración del tiempo.


Con la función simbolica, se empieza a organizar la integración temporal. El niño comienza a situarse en el ahora y, a partir de este, en un antes y un después, y a distinguir situaciones simultaneas y sucesivas. El tiempo vivido va a elaborarse en el tiempo de la representación.


Un hecho importante de la elaboración temporal es la percepción del cambio. La sucesión de hechos tiene un ritmo en el que podemos distinguir dos aspectos principales:


a) El ritmo interior, que es orgánico, fisiológico, como la respiración, la marcha, etc.


b) El ritmo exterior, como el día y la noche, como los acontecimientos observados en la vida cotidiana, etc.





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