Por śltimo, no quisiera terminar sin subrayar la evidencia de que el aprendizaje Cooperativo ÇSupone una modificaci—n sustancial del papel a jugar por el profesor, el cual, lejos de debilitar su posici—n al frente del grupo-clase, la fortalece precisamente al convertirse en el principal dinamizador de la vida del aula, pero permitiendo tambiŽn un aprovechamiento de todas las energ’as y esfuerzos desplegados por los alumnos en interacci—n con Žl y con sus compa–eros de curso/grado/nivel.