Especificidad. La mejora del rendimiento deportivo es más elevada cuando se utiliza trabajo específico de la actividad elegida. Debido a que el organismo se adapta a la actividad estimuladora presentada, sólo el trabajo específico produce las estimulaciones funcionales y morfológicas requeridas para una actividad dada; y una especificidad aplicada a los elementos físicos, técnicos, tácticos y psicológicos de la preparación conducirá a la progresión en el deporte elegido. Según este principio, cuando se llega a la especialización, se deben desarrollar las condiciones específicas del deporte concreto que se practique. Las modificaciones funcionales que se producen en el organismo (tipo de fibra, flujo de sangre a los músculos, células nerviosas, procesos bioquímicos, etc.), con la especificidad del entrenamiento tienen una dirección perfectamente determinada.