La publicidad en los videojuegos

Technology is nothing. Whats important is that you have a faith in people, that they’re basically good and smart, and if you give them tools, they’ll do wonderful things with them. Steve Jobs

¿Somos libres a la hora de consumir? ¿Podría alguno de nosotros afirmar que no consume publicidad? ¿Compramos realmente lo que deseamos o somos tan solo un reflejo de la gran máquina de la publicidad? Me gustaría pensar que sí, que mediante procesos racionales cada uno de nosotros evalúa las características de todos los productos y servicios que nos rodean, los compara y, luego de tal análisis y en base a un criterio determinado, termina optando por la opción que más se asemeje a los gustos que uno tiene. A pesar de esto la pregunta se mantiene: el decidirnos por una entre cientos de posibilidades, ¿es elegir libremente? Vivimos en un mundo donde ya no podemos escaparnos de la publicidad. Está en todo y en todos lados, a donde sea que vayamos. En sus principios dirigida a pequeños públicos y con tono meramente informativo, hoy dirigida a las grandes masas mundiales, en formato papel, gráfico, auditivo o multimedia, aplicando técnicas visuales, psicológicas y donde el lenguaje apropiado, fusionado con la creatividad y la investigación del mercado apropiadas, nos dan como resultado extraordinarias piezas que duran por siempre.

La industria de los videojuegos recauda mas de 500 millones de U$S anuales

Pepsiman, 1996. Para conocer mas —> ADVERGAMES

Publicidad de ropa deportiva en el FIFA 13 para la consola PlayStation3.

Utilización de videojuegos para piezas publicitarias

Como ya pudimos analizar y apreciar, lo valorable de la publicidad en los videojuegos es su duración a través del tiempo, la constante mejora desde su  surgimiento, su perfeccionamiento, auto superación y que afecta a todos los jugadores por igual. Una característica de los juegos es que generan mucha empatía y cierto grado de vicio en las personas, si uno es atrapado por el mismo puede pasar horas y horas frente a él, establecer vínculos, relaciones con los personajes. Sucede más habitualmente en los niños y jóvenes menores de 25 años quienes, al tener más tiempo de ocio y un mayor grado de exposición, son víctimas fáciles de las grandes empresas y, a su vez, de las publicidades que ellas emitan en los diferentes juegos. Algunos tienen tanto éxito que son desarrollados para diferentes consolas, como es el ejemplo del Grand Theft Auto (más conocido como GTA), presente en las consolas PlayStation 1, 2, 3 y próximamente también en la 4, así como también en la computadora. Sería difícil encontrar un usuario que desconozca la existencia de este juego. Coca-Cola vio allí una oportunidad única, y utilizó las características del GTA y los aplicó en una publicidad audiovisual lanzada por los medios televisivos e internet, donde el protagonista es nada menos que el mismo del videojuego, utilizado de forma inversa a su realidad, ya que el personaje principal del GTA se caracteriza por ser malvado pero, al tomar Coca-Cola, todo es felicidad y bondad para él; gracias a esto millones de niños y adolescentes sentirán el mismo apego por la gaseosa que por el personaje, gracias a todo un proceso previo de educación realizado por el mismísimo juego electrónico.

Otro ejemplo que cabe detallar, es uno vivido personalmente. Se trata de un comercial publicado en México en los años 90: como jugador y fanático del Zelda para la consola Nintendo 64, me encontré encantado al ver al protagonista del videojuego detenerse en medio de la acción para disfrutar de una refrescante Mirinda, que automáticamente se transformó en mi bebida favorita del momento. Este ejemplo sintetiza la idea del publicitar dentro de un videojuego, que es dirigirse hacia las grandes masas, abarcar toda la demografía a nivel mundial para luego generar empatía, repetir sus mensajes para poder llegar a nuestro inconsciente y emociones, generar el apego y luego, en el momento preciso, activarse.

¿Somos conscientes de esto?

El hombre siempre busca abrirse camino, tener el mando, tomar las decisiones. Con esto volvemos al punto de partida.

¿Somos realmente libres al elegir, o todo no es nada más que un mero producto de lo que la sociedad nos ordena y nos condena a ser?

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