En este proceso entran en juego, para el logro de un objetivo común, los intereses individuales de las personas o los grupos, cada uno de los cuales busca lograr el objetivo sin tener en cuenta al otro.

En los deportes individuales prima la competencia, sólo hay un ganador y por lo tanto a cada competidor lo que le importa es ganar, sin preocuparse por lo que le pase a sus compañeros.

 

En el plano económico, el régimen capitalista se basa en la libre competencia, en la cual los diferentes actores que compiten por el mercado buscan cada uno maximizar las ganancias y ampliar el número de compradores de sus productos sin importar que sus métodos puedan llevar a la ruina a sus competidores.

La competencia es la antítesis de la cooperación y la solidaridad; por tanto, en los procesos de desarrollo comunitario se debe estimular la cooperación antes que la competencia; igualmente con los niños se deben fomentar juegos que promuevan el trabajo de equipo, antes que las actitudes competitivas, que son un obstáculo para la concertación y la convivencia pacífica.

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